espalda que refulge en plena resonancia
de un cuerpo de cristal y de carne pulida
donde se incorpora una sonrisa blanca.
Perteneces a la noche y a sus matices ciegos
perteneces al hombre que en ti causó estragos:
a la luna traviesa de apariencia rijosa
que tiende a sembrar cuervos en plena desbandada.
Eres la que palpita en la constelación de los ensueños:
la de altos orígenes y mirar de diamante.
aquella que se inventa en un vaho de amores
y por paz, retribuye, una pena adherida.
Si pudiera trepar hasta ti y tu cintura desplegada
alcanzando el imperioso centro que te define estrella
aprenderías a tenderle la mano a mis notables proclamas
de ilusión contenida, de días sin abandono
dando cabida a lo que de por mí mismo te murmuroal deseo que me atraviesa como espada telúrica
y tendida bajo el espacio de los anhelos siderales
te atendrías a mí y la respiración que te comparto.