a esta vida de lajas, polvo y piedra
que es la vida en que en verdad estamos
aunque esté reñida con la carne.
Morimos a la vida de los vivos
en la que los huecos se comen a la cara
y cada quien presenta sus ficciones
como si de realidades se tratase:
Pero espera descansado el gusano
para revelar que lo que se respira
es fija apariencia de una podre
definitivamente amamantada por mortajas
y que cuando está investida de sepulcro
nos muestra lo que es, fantasmagórica.
Se desmascara en sus laconismos
la verdad de la muerte aún en vida
y en las enfermedades se presientenlas mascaradas blancas que llevamos.
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