nacida de tus ojos
que vivifica y hace mi manantial de vida.
Agua dulce, vivaz, que quiere encandecerme
como lo hace el río de tu cabello negro.
Te busco entre las diademas para rebautizarme
y renacer de nuevo en tu alto silbido.
Anhelo serpentear tu cintura ondulada
y ser la crispación de la sal en tu carne:
Que el Universo estalle ante tu paso franco
y el lucero te tatúe sus rubores ansiosos.
Quiero correr a ti: montaña de mi ancestro
e inmolarme en tu piel de durazno maduro
para hacer remolinos, arcos, torres de vaho
y abrazarte al maíz que te donó las formas:
Ser el gran arquitecto que tus preceptos colme
y el amante sagrado que te ame al nocturno.Bordear tus muslos de carne y cereales
creando una guarida en que nos atrapemos.
Para pasar allí por millones de siglos
bebiendo de la leche de tus pezones blandos.
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