lentos y dudosos,
se yerguen sobre el calendario
como un día, que no muestra pasiones:
Como un segundo miércoles de paso
que no lleva mayor intransigencia
que ser un día, por muchos, olvidado.
Mayor y más alegre será el viernes,
cuando suenen obóes y clavicordios
y se desplieguen los fines de semana
que jamás sostendrán una faz aburrida
por ser promiscuos y de fiesta
y anhelo que desean las parejas,
para mostrarse en la palabra " amor "
y plenar las plazas y los cinematógrafos
en plétoras de abrazos muy sinuosos
y la soberbia del beso sin orgulloque, lejos de ser un beso suyo
es beso regalado
envuelto en refinados parabienes
y llevados por hálitos.
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