La tinta hace las palabras en mis manos:
crea polvaredas, dibuja a los crepúsculos,
hace que se levanten los borrados ocasos,
Te crea a ti y a tus singularidades.
Yo te pinto con manos de colores los boreales ojos
y me acerco con presteza a los nidos de tu vientre
en el que vibra el calor de una forma exquisita
y puedo colocar la espiga de mi sangre:
Para dejar en ti aquel hijo de lumbre
que me acompañe en las esquinas de mi otoño
cuando vengan el maremágnum /y las riadas /
se desplomen sobre mis huesos, sepultándolos.
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