Háblame con las manos:
Sube a mí por el camino serpeante
que se repite, en cada brizna verde.
Percibe con los poros la adusta melodía
que fabrican los vientos en paso modoso
al rozarte ese vientre de tréboles
que es a la vez, modesto y encurvado.
En una gabarra de luces, yo navego
hacia el trance cierto de tu centro
para recoger de las flores que te sobran
y saborear tus almácigos y sales.
Quiero probar del vino que te moja
y rodar sobre ti como los truenos:
Por cada una de tus cimas, ateridas
mientras las aguas te toman la cintura
y tu carne y tu pulpa hacen batallapara domar al hombre y conquistarlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario