sobre tu frente pura:
Santuario de las cavilaciones más alegres
que tuvieron caída debajo de la tarde.
Entre las sedas que te forman el cuerpo:
pliegues abiertos en su hondura blanca:
El rumor de mis deseos te recorre
y, apenas los atisbas, se desmoronan.
Mis ganas merodeando tus lunares albinos
mis sueños como mirándote a los ojos.
La luz hace maromas en tu nuca y hay eco
de pájaros alrededor de las charreteras que te pone.
Constituída mujer, junto a un abismo
se lanza a buscarte la idea de mi lujuría
haciendo los alardes que hace el contencioso
cuando está cerca del tesoro santo
guardado por murmullos que levitanen el cinto mañoso de tu ombligo.
Sobre dos piernas de anclaje indómito
y los diminutos arcos que te forman el pie:
Allí, en ese lugar maravilloso, me persigno
y rindo culto al polvo en que caminas....
No hay comentarios:
Publicar un comentario