Cuando me haya ido
a través de rotos tajamares
dejaré que mi angustia se ancle en los muelles
y que mis perplejidades las disuelvan las sales
y arrojaré a las olas los imprudentes ecos
que me estremecieron el alma el día en que partiste:
Tras de mí dejaré un ropaje de sombras
y un sudor cenagoso empapado de lágrimas.
Y mientras el barco roce las constelaciones marinas
echaré las valijas al más severo oleaje....
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