tu clara mirada que descubre
la intención de mis pupilas, azoradas,
por la añoranza de tu tierna tenencia,
por el anhelo de tenerte en mansedumbre
a la hora en que pactan las auroras
y morder cúmulos y residuos
en las que se diseminen jadeos glamorosos:
Que ostentes ante mí tu vida extrema
y la llamarada de tentaciones en que flotas
para que hagamos un lugar donde habiten las almas
juntándose como olas y prodigios
bajo las gestaciones de un sol rojo
que será opacado por nuestros resplandores
mientras trepamos a las cumbres de los cuerpos
sobre violetas de dorsos tendenciosos
y el sabor del mentol en las lenguas enlazadascomo olas amarradas a su intenso fundamento.
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