viernes, 8 de febrero de 2013

Comiendo

Comiendo mi plato de lentejas
bajo las hondonadas de tardes cenitales.
Pienso en los días en que tuve acompañamiento
y no compartía mi mesa con la cálima.
Recuerdo los cuerpos transparentes
de mujeres que atravesavan hasta la mesa
con su mirada de eterno y recio azogue
y un calor en la entraña que derretía sus poros.
Ahora, después de replantearme en mi anonimato
siento el deseo de una gentil marea
de mujeres: con pechos y gratos sacrificios
de manos arbitrarias y bocas de sandía.
Las curvas del espacio ya no me satisfacen
y quisiera devolverme de una mi primogenitura
si ello me diera compañía
y acabara con mi paz de ser rumiante.

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