Tus cabellos tienen el olor de la playa.
Tú cuerpo el sabor de las presunciones.
Caigo sobre ti con decisión
mientras a nuestros lados se desmoronan las dunas.
Te has conservado en selectividad como por mí y para mí.
Queremos amarnos sin garantía bajo el rugir de la ola espumante.
Sabes que monitoreo tu cuerpo y que el sol engolado me impacienta.
Pero eso no te importa: Has decidido a apostar hoy a mi gallardía.
Llegado el momento, nos amamos y nuestros cuerpos se vuelven sonetos.
Somos musicalidad en tránsito sobre las arenas
y conjunción de amor vivificada.
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