Marcho al destierro
de los condenados.
No temo a la soledad
ni el frío me es espanto.
Cerca de mi pecho
guardo tu retrato...
Una noche la Luna
me traerá a tus brazos.
Hoy marcho al destierro
con mi cabeza en alto.
Sé que he de volver
para tu talle largo.
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